FONOAUDIOLOGÍA

Es una profesión que evalúa, diagnostica e interviene en los trastornos de la comunicación humana, así como también en la comunicación humana normal que busca optimizar su uso. Desde el nacimiento comienza la primera etapa de la comunicación, llamada prelingüística, o sea todo lo previo al lenguaje hablado. Todo lo que va apareciendo prepara al niño para el desarrollo de su futuro lenguaje verbal; ya que esa facultad de hablar es algo que no se da de una sola vez, sino que se adquiere y consolida a través de distintos estadios evolutivos. En esta etapa se establecen los primeros recursos comunicativos del niño, en especial con la madre. El niño aprende a hablar a medida que va aumentando la necesidad de expresarse. Durante los primeros meses, es fundamental el papel comunicativo del llanto, poco a poco este va adquiriendo variaciones para cada necesidad. La madre empieza a comprender lo que desea su bebe en un momento determinado. Ya distingue cuando ese llanto manifiesta dolor, hambre, sueño u otra molestia. Luego de la comunicación a través del llanto, aparece la etapa del juego vocálico o balbuceo. Esto es cuando alrededor de los dos meses surge la repetición incesante y aparentemente sin sentido de sonidos vocálicos primero (a-a-o-e-e) y luego de sonidos guturales (g-g-g.). Esto constituye indudablemente una valiosa ejercitación para el niño. El bebe repite en forma continua un sonido y poco a poco incluye otro nuevo y los combina. Así es como paulatinamente va generando nuevos sonidos. En este momento, el niño es capaz de responder a las incitaciones de la madre cuando es estimulado con los mismos sonidos que él es capaz de producir. Este juego vocal se produce en momentos de tranquilidad fisiológica, es decir cuando no hay estímulos externos que llamen su atención y cuando sus necesidades estén satisfechas. Hacia los cinco meses, comienza la segunda etapa del juego vocal, donde el bebe no sólo repite por placer, sino que entran en juego otros elementos importantes que son los estímulos auditivos que le llegan del exterior y que le permiten incluir nuevos sonidos. Así desde el segundo semestre de vida, hay una actividad vocal semana a semana más rica. Las posibilidades de emisión son cada vez más variadas y amplias. Incluso en esta ejercitación que hace con los sonidos que ha seleccionado y propios de su lengua materna, a través de la estimulación brindada por el medio que lo rodea, no es raro que aparezcan semejanzas con ciertos vocablos, y es allí cuando su familia quizá suponga escuchar un “mama” o un “papa”, cuando en realidad el niño sólo ha formado causalmente esas combinaciones sonoras, por el solo hecho de entregarse al ejercicio de producir sonidos; pero nada de todo ello constituye todavía lenguaje verdadero. El niño recién empieza a conceder significado a determinados sonidos emitidos llegando al año de edad. Es durante este segundo semestre de vida que irá incorporando la comprensión de palabras relacionadas con sus actividades cotidianas, como por ejemplo: su mama, la alimentación, el sueño, el juego; o sea que todo está indudablemente ligado a lo que constituyen sus intereses. Esta comprensión, le permitirá interiorizar estos significados como forma de transición hacia el habla propiamente dicha; es la asimilación de un sonido determinado que se vincula a una situación constante; así aprende a usar múltiples palabras que ha oído siempre de boca de los adultos y en idénticas situaciones (acá esta papá, vamos a hacer noni, esta es la mamadera, etc.). Esto es sólo el comienzo, ya que han de pasar algunos meses hasta que el niño se haga entender satisfactoriamente a través de la palabra hablada, y mucho más hasta que pueda usar el lenguaje en su plenitud.